Cada 8 de marzo, el internet se viste de púrpura. Millones de mujeres alrededor del planeta levantan su voz, se realizan cientos de manifestaciones, eventos, campañas y propuestas para lograr un mundo sin violencia, sin discriminación de género, pero sobre todo un mundo con igualdad. Las estadísticas aún no resultan favorables en muchos aspectos, pero hay pequeños casos de éxito, ¡little wins! que resultan inspiradores y dejan ver los logros de esta última década.
Si bien todavía no hemos logrado igualar la brecha salarial, igualdad de participación en los directorios de empresas, o una suficiente representatividad en cargos ejecutivos. Existe un área específica en la que hemos logrado gran presencia, y que además es un espacio que nos permite tener un impacto amplificado. Esto, sin quietar el protagonismo que se merecen temas mucho mas criticos como la violencia estructural istematica, la tasa de femicidios, las crecientes tasas de embarazos infantiles, las miles de historias de violencia domestica ya normalizada.
Esta área tiene muchos nombres, pero al final se resume en: Mujeres cuidando del ambiente y de la sociedad; un movimiento que ha tomado mucha fuerza a escala global. Una comunidad de mujeres que están dedicando todos sus esfuerzos para lograr cambios estructurales en este ámbito. Esta forma de entenderlo, representa un reto muy grande para quienes somos parte de este movimiento, y también una oportunidad gigante de cambio.
¿Cómo se percibe este reto que han tomado las mujeres en defensa de la naturaleza y la justicia social? Conversamos con nuestra Directora de Triple Impacto, Jhoanna Rosales.
La industria de gestión de residuos sólidos y sostenibilidad es una industria mayoritariamente dominada por hombres. ¿Qué fue lo que encontraste al empezar?
En realidad, es una industria como cualquier otra en la que, el objetivo principal es netamente económico, con relaciones muy transaccionales, competitiva, muy agresiva, tal vez similar a la Industria Financiera. Tratar de operar en esta lógica me ha resultado sumamente difícil porque no es algo innato en mí, y fue un shock tratar de acoplarme a ciertas prácticas que van totalmente en contra de mis valores personales, mi personalidad e inclusive mi biología. Recibí muchísimos bloqueos, amenazas, y desplantes.
En realidad, después de 12 años puedo decir que no he logrado adaptarme a la lógica de la industria, y lo que he logrado ha sido aprender a surfearla y encontrar mis propias olas. Naturalmente creo en la colaboración, en sumar esfuerzos, en hacer las cosas con un propósito, y obviamente con una fuerte misión ambiental, que no siempre he logrado que tenga eco. El cu
A pesar de ser una industria que está relacionada con un tema ambiental, el reciclaje de residuos no es una industria que haya sido construida con ese principio. Es una industria que nació con un con una lógica de consumo, comercializar recursos, materias primas, bienes netamente. Hay una idea generalizada de que reciclaje es reciclaje y toda actividad de reciclaje es buena para el ambiente. En la realidad no es de esta manera, hay una forma ambientalmente responsable de hacer las cosas, y otra forma de hacer dinero con la basura. Y con suerte, las 2 formas están alineadas en una misma empresa: Vertmonde.
¿Qué has hecho diferente para lograr tener cabida en esta industria? ¿Cómo lograste saltar estas barreras y dificultades?
Después de un par de intentos fallidos, me di cuenta que nunca iba a lograr encajar en un entorno así, entonces decidí hacer un camino propio, crear nuevas reglas. Y eso marcó el ADN de Vertmonde: “No solo somos diferentes, somos los mejores”. Decidí hacer las cosas diferentes desde mi propósito, quitarle la lógica transaccional a la gestión de residuos, y transformarla en una misión ambiental (más allá del greenwashing). Pero cuando inventas reglas nuevas, tienes que además de demostrar mucha competencia, mucha solidez técnica. Entonces teníamos que demostrar que somos las mejores. Teníamos que cambiar la percepción de la industria.
Para hacer las cosas diferentes, fue muy importante tener un soporte legal, entonces hemos tenido que hacer un fuerte trabajo para la generación de legislación para la gestión de residuos electrónicos. Y este trabajo, fue sembrando el camino para que otros tipos de residuos tengan también un marco legal que promueva su tratamiento adecuado.
Esto a la par de, demostrar nuestra competencia técnica, entonces casi desde el inicio de la operación contamos; no solo con todos los permisos ambientales locales, sino que fuimos más allá al cumplir con certificaciones ambientales que aún no son comunes en empresas de gestión de residuos. Todo este pesado trabajo fue necesario para poder crear este nuevo camino, con nuevas reglas que sean acorde a mi propósito y mis valores.
Si el entorno fue difícil, ¿qué te motivó para seguir en esta industria?
Crear una necesidad no es algo fácil, y lograr que la gente entienda y quiera apoyar un propósito ambiental no es fácil. Pero fue sumamente grato para nosotras la apertura que encontramos. Pienso que nuestra pasión al hablar de nuestra causa y nuestro propósito se transmitía, y se transmite hasta ahora. Es un imán. Las mujeres naturalmente generamos confianza, generamos empatía y esto hizo que nos aceptaran. No es algo generalizado, evidentemente todavía tenemos mucha resistencia al cambio de hábitos de consumo y cambio cultural en cuanto a los temas ambientales y la gestión de residuos.
Todavía me emociona y recuerdo con mucho cariño todas las veces que nuestros clientes, partners, inclusive medios de comunicación nos abrían sus puertas y con muchísima felicidad decidieron apoyar nuestra causa, y que nos dieron una oportunidad de demostrar que las cosas se pueden hacer diferente y sobre todo se pueden hacer bien.
En este camino descubrimos que quienes nos abrían las puertas son (en su mayoría) otras mujeres que están liderando el área de sostenibilidad y responsabilidad social. Otras mujeres cuyo propósito es cuidar del ambiente y en las que hemos encontrado nuestras aliadas en este camino al re-escribir reglas. Y sobre todo, esas mujeres casa adentro, las cercanas, las que nos apoyan en cada nuevo intento de cambiar el rumbo actual